jueves, 7 de agosto de 2008

NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ Virgen del Salvador

EL SALVADOR
NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

Fiesta: 21 de Noviembre, Presentación de la Virgen María.
En el año de 1682 unos mercaderes encontraron en la orilla del Mar del Sur salvadoreño una caja abandonada; Estaba tan bien sellada que no pudieron abrirla con sus herramientas. Seguros de que contenía algún objeto valioso, ataron la caja sobre el lomo de su burra y la llevaron a la ciudad de San Miguel. Esperaban poder allí encontrar como poder abrirla. Llegaron a la ciudad el 21 de noviembre. Con la intención de asegurar la propiedad del posible tesoro, se dirigieron primero a las autoridades del lugar para dar cuenta del hallazgo; cuando al pasar por delante de la iglesia parroquial, hoy Catedral, la burra se echó en tierra sin que nadie pudiese moverla de ahí. Entonces, sin esfuerzo alguno lograron abrir la caja y descubrieron que el tesoro que contenía era una hermosa imagen de Nuestra Señora con el Niño en brazos.
El origen de la imagen permanece en el misterio, pues nunca se pudo conocer qué destino tenía aquella caja, ni cómo llegó a las playas del Salvador. Se cuenta que al arribar la imagen había una cruenta lucha entre los habitantes de la región y al correr la voz del maravilloso hallazgo, todos depusieron las armas e inmediatamente cesaron las hostilidades; también se refiere que en las luchas fratricidas del 1833, el bando triunfador, en vez de tomar represalias, como se esperaba, hizo colocar la bendita imagen en el atrio de la parroquia y a los pies de María se juró solemnemente no guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la paz germinara en fraternidad y reconciliación. Ciertamente un milagro maravilloso. Por esto dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra Señora de la Paz, cuya fiesta litúrgica se celebra el 21 de noviembre, en recuerdo de
su llegada a la ciudad de San Miguel.
Con ocasión del Congreso Eucarístico Nacional en 1942, S, S, Pío XII dirigiéndose al pueblo salvadoreño, exclamó “que Nuestra Señora de la Paz os coloque a todos bajo el amparo del simbólico ramo en su Iglesia de San Miguel alza en su mano derecha y cuyo nombre amaríamos ver proyectado sobre el mundo entero”.

Protección milagrosa
La fe y confianza depositadas en la Virgen de la Paz, vive desde que llegó a las playas de El Salvador, con fuertes raigambres, en el alma del pueblo salvadoreño, esperanzas que no han quedado frustradas. Son numerosos los ejemplos que dan fe de ello:
1. El 21 de septiembre de 1787, -105 años después del hallazgo- el volcán Chaparrastique entre grandes y espantosos temblores de tierra y tempestuosas tormentas, hizo una de sus más formidables erupciones.
La lava ardiente casi llegaba a la Ciudad, amenazando su inminente destrucción. Angustiados los vecinos, se congregaron en la plaza principal, junto a las autoridades locales, sacerdotes y religiosos franciscanos y mercedarios, quienes infundían confianza al afligido pueblo, exhortándolo a pedir a Dios misericordia con arrepentimiento de los pecados y a invocar la protección maternal de la Virgen de la Paz.
Decidieron en clamor unánime sacar la imagen de Nuestra Señora de la Paz a la puerta principal de la antigua Iglesia parroquial. Y colocada que fue frente a las fuerzas volcánicas, al aparecer la sagrada Imagen, al grito de “Sálvanos Reina de la Paz”, la lava inmediatamente tomó otro rumbo buscando al sur de la Ciudad; cubrió grandes extensiones de tierras fértiles, a la vez que gran parte de la laguna El Jocotal.
Refiérese históricamente que después de efectuarse el portentoso milagro que se acaba de relatar, en el límpido cielo se dejó ver con toda la claridad una bellísima palma formada por blancas nubes, cuyo pie fue a posarse en el inmenso cráter del turbulento volcán.
Tan admirados quedaron quienes vieron aquella magnífica señal, que el pueblo optó por colocar en la diestra de la Sagrada Imagen, una palma de oro en conmemoración de aquel acontecimiento que la tradición se ha encargado de hacer prevalecer como algo notable, asombroso y único en estas latitudes.

2. El jueves 25 de junio de 1903, entre cinco y seis de la tarde, un estruendo conmovió a la ciudad de San Miguel. Un rayo fulminó sobre la cúpula de la Iglesia de San Francisco, templo santuario de nuestra Patrona e iglesia parroquial.
La chispa sólo produjo incendio que comenzó en el camarín de la Virgen, quemando las vestiduras de la Imagen, ennegreciendo y ampollando el retoque, sin dañar las perfecciones escultóricas.
La lluvia arreciaba y el huracán amenazaba a la ciudad. Las descargas eléctricas consecutivas embargaban los ánimos. Las fuerzas huracanadas derribaron árboles y los tejados de las casas eran arrancados por la violencia de la tempestad. Pronto se supo la noticia de la desgracia, y no obstante que por las calles se hacia difícil transitar, el momento llenose el templo de fieles. La consternación era general.
Se llamo al mejor escultor guatemalteco, D. Cipriano Dardón para restaurar la Imagen. Con ese fin se la llevó en procesión de desagravio de la Iglesia parroquial a la de Santo Domingo, llevando la Imagen y el Niño cubiertos el rostro, en medio de una manifestación impresionante. El trabajo lo hizo el escultor en la sacristía de este último templo.
Después de casi tres meses, fueron entregadas las imágenes, siendo conducidas en solemne procesión a la Iglesia parroquial, en recorrido por céntricas calles, entre delirante entusiasmo, estallido de petardos y músicas marciales.

La Catedral-Basílica, Santuario Nacional de la Patrona de El Salvador.
El 21 de noviembre de 1862 el Capitán General Gerardo Barrios, natural del departamento de San Miguel, colocó la primera piedra de la actual Catedral, santuario que guarda a la Patrona de la Nación. El 21 de noviembre de 1962, justamente cien años después, se abrió el templo, orgullo de los migueleños, siendo Obispo de la Ciudad Mons. Miguel Ángel Machado. La imagen se trasladó desde su primer templo –la Iglesia de San Francisco. En la parte exterior lucen en mármol las estatuas del Capitán D. Luis Moscoso, fundador de la ciudad y la del Capitán General Gerardo Barrios, iniciador de los trabajos de la Catedral.
A instancias de los Obispos de El Salvador, a una con el clero y fieles y autoridades civiles, el Papa Pablo VI declaró y constituyó a la Santísima Madre de Dios bajo el título de Nuestra Señora de la Paz, Patrona principal ante Dios de toda la Republica de El Salvador y elevó su Catedral y Santuario Nacional al rango de Basílica Menor.

Coronación de la Virgen de la Paz
Tuvo lugar el 21 de noviembre de 1921.
El primer Obispo de San Miguel, Mons. Dueñas y Argumedo –yacente en la cripta del Santuario- obtuvo de S.S. Benedicto XV la Coronación Canónica de la Virgen de la Paz, que se efectuó el 21 de noviembre de 1921
La ceremonia tuvo lugar en el parque frente a la Catedral. Se efectuó después de la Misa Pontifical oficiada por Mons. Dueñas. En presencia del Sr. Presidente de la Republica, D. Jorge Meléndez, acompañado de su Gobierno y Ministros, del Cuerpo Diplomático y Consular, Arzobispo y Obispos de Centroamérica y miles de personas.
En el momento de ser colocada la Corona en la Imagen, el Jefe de Estado depositó simbólico bastón de mando a los pies de la Madre Espiritual del pueblo salvadoreño y más de 150 palomas blancas fueron echadas al vuelo. En memoria de este acontecimiento se celebra cada aniversario con solemnes festejos eucarísticos y grandiosa Procesión, llevando en oración triunfal la Santa Imagen con gran devoción y entusiasmo. También desde entonces quedo establecida la “Romería de Peregrinos” en honor a la Reina de la Paz.

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