SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN
Fiesta principal: 8 de mayo
A 60 kilómetros al oeste de Buenos Aires se halla la villa de Luján. En 1630 no había en aquel paraje ningún rastro de población y sólo era frecuentado por las caravanas de carretas y las rescuas de mulas tucumanas que bajaban o subían del puerto de Buenos Aires.
El milago
Hacia el año 1630, un cierto portugués, de nombre Antonio Faría de Sá, hacendado de Sumampa, jurisdicción de Córdoba del Tucumán, pidió a un amigo suyo, Juan Andrea, marino, que le trajese del Brasil una imagen de la Concepción de María Santísima con el propósito de venerarla en la Capilla que estaba fabricando en su estancia.
Juan Andrea cumplió el encargo y le trajo no una, sino dos imágenes de Nuestra Señora, que llegaron al puerto de Buenos Aires. Una, según el pedido, era de la Purísima Concepción; la otra, del título de la Madre de Dios con el niño Jesús dormido entre los brazos.
Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en caravana rumbo a Sumampa.
La imagen era llevada en carreta de Buenos Aires a Santiago del Estero cuando se detuvo inexplicablemente a las orillas del río Luján (67km de Buenos Aires), cerca de la casa de Don Rosendo Oramas. Se cambiaron los bueyes y se bajó la carga, pero sin resultado. Los bueyes rehusaban cruzar el río. Entonces alguien observó las dos pequeñas cajas con las imágenes de la Virgen. Bajaron la estatua de la Virgen con el Niño sin que nada sucediera, pero cuando removieron la caja con la Inmaculada, inmediatamente los bueyes echaron a andar. Los asombrados testigos repitieron esto una y otra vez, con idénticos resultados. Así comprendieron que Nuestra Señora quería quedarse en Luján y ellos con gusto y alegría la complacieron. Pronto la noticia se propagó y llegaban numerosos peregrinos. Al principio la imagen fue llevada a la casa de Don Rosendo, quien fabricó la capilla primitiva donde se veneró a Nuestra Señora durante cuarenta años.
La ermita
La Imagen de Nuestra Señora estuvo por algún tiempo guardada y venerada en la pequeña habitación de la casa de campo de los Rosendo, adornada ahí con todo el decoro y respeto posible. Pero muy pronto los dueños de la estancia quisieron levantar a la milagrosa Imagen una Capilla que estaría lista hacia mediados de 1633. Fue abierta a los numerosos peregrinos que allí acudían, atraídos por las gracias que la Virgen Santísima dispensaba a sus devotos.
Su construcción sería muy rústica y no pasaría de un modesto rancho, con paredes de barro, techo de paja y piso natural de tierra y por todo lujo un revoque de blanqueo; y el pequeño altar tendría una sencillez primitiva y un poco arriba del mismo estaría colocada la Santa Imagen. La Capilla o Ermita de los Rosendo no tendría más de cinco varas de largo por tres de ancho.
Manuel un esclavo traído de Africa y vendido en Brasil, llegó al Río de la Plata a los 25 años de edad, en la misma embarcación donde venia la bendita imagen de la Virgen. Presenció el milagro en la estancia de don Rosendo y dedicó desde entonces su vida a cuidar a la Virgen de Luján. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedó casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.
Hacia el año 1671, Ana de Matos, mujer acaudalada de Buenos Aires, que conocía de cerca el milagro de Luján, dolorida por el abandono en que quedaba la Santa Imagen, se se acercó al Cura de la Catedral, Presbítero Juan de Oramas, medio hermano del Pbro. Diego Rosendo de Trigueros, para pedírsela o comprársela.
El traslado, desde la antigua ermita hasta la casa de doña Matos se cumplió cerca del 8 de diciembre, como preparación a una nueva celebración de la Purísima Concepción. Participaron el Obispo de Buenos Aires Cristóbal de la Mancha y Velazco (1646-1673) y el Gobernador Martínez de Salazar.
El 2 de octubre de 1682 doña Ana dona tierras a la Santa Imagen de Luján en estos términos: “Porque tengo mucho amor a la advocación de Nuestra Señora de la Limpia Concepción y a su Santa Imagen hago gracia y donación a dicha Imagen de todo el sitio que necesitare para la fábrica de su capilla…”. Hace la donación con la condición de que la Imagen ha de estar perpetuamente en dichas tierras; así se convertía en oficial y pública la Capilla de Nuestra Señora al pasar al dominio de la Iglesia la posesión de ese lugar sagrado y también daba origen y fundamento a la verdadera fundación de la actual ciudad de Luján.
El lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen y tomó el nombre de Nuestra Sra. de Luján. En 1755 se le otorgó el título de Villa. La devoción y los milagros aumentaban y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta terminó por desplomarse antes de ser inaugurada.
Orígenes de La Basílica Nacional de Luján
Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas (fundados por S. Vicente de Paúl).
En aquel entonces el Padre Jorge María Salvaire, fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte. En ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.
La promesa del Padre Salvaire fue, "Publicaré tus milagros..., engrandeceré tu Iglesia". En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la "Historia de Nuestra Sra. de Luján".
En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional el 6 de mayo de 1890. La Basílica se inauguró en el 1935. El director de la obra fue el Ingeniero Ulrico Courtois.
La grandiosa basílica, de estilo gótico, tiene preciosos vitrales. La cripta de la basílica alberga muchos tesoros relacionados con la historia de Luján, cuenta además con hermosas réplicas de todas las advocaciones marianas de América.
Aprobación eclesiástica - La Solemne Coronación de la Virgen de Luján
El Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen. El Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La coronación canónica se realizó el 8 de mayo de 1887.
El santuario recibió de Pío XII el título de Basílica en el año de 1930.
Juan Pablo II bendijo la imagen de Nuestra Señora de Luján el 11 de noviembre de 1995, con ocasión de la visita «ad límina» de los obispos argentinos.
Al cumplirse los 300 años del "Milagro de Luján" el episcopado argentino, uruguayo y paraguayo, por mandato de Pío Xl, proclamó el 5 de Octubre de 1930 a Ntra. Señora de Luján Patrona de las tres Repúblicas del Plata. El 8 de Mayo de 1887 León XIII la hizo coronar canónicamente, siendo la primera en América, el cincuentenario de dicha coronación en 1937 se celebró en Luján con gran solemnidad. También se celebró allí en 1947 el Primer Congreso Mariano Nacional.
El Santuario de Luján se impone a los demás santuarios del país; se ha convertido para los argentinos no sólo en historia, sino en identidad, aun para los no católicos. Es el lugar donde se toma conciencia histórica de la patria, es decir del pasado, presente y futuro de la nación; "es principio de solidaridad de los argentinos, donde el espíritu se encarna para llamar a la Gracia a los demás mediante ese "estar juntos" en el santuario, esperando que Dios mueva los corazones con gracias de unidad, pacificación y reconciliación".
Existen algunos datos peculiares acerca de este santuario mariano de Luján, por ejemplo que es considerado por los argentinos como un lugar especial para que los niños reciban el sacramento del Bautismo; es también considerado como lugar de penitentes, pues allí se llegan para obtener la reconciliación con Dios y para pedirle el auxilio en la perseverancia en la fe y en la vida moral. Existe un sentimiento popular de que para que una visita a Luján sea "completa" se requiere confesar los propios pecados, escuchar la Palabra de Dios, acercarse a la Eucaristía y presentar la acción de gracias por medio de María.
Al lugar acuden cada año unos 8 millones de peregrinos que desean encontrar a la Madre de Dios y de profundizar en la propia fe, porque quieren ser felices como Ella que fue "dichosa por haber creído".
Principales Peregrinaciones y festividades
- 8 de Mayo - Solemnidad de Nuestra Señora de Luján.
Cambio del Manto de Nuestra Señora
- Último fin de semana de Septiembre - Peregrinación Gaucha.
- Primer fin de semana de Octubre - Peregrinación Juvenil.
- 8 de Diciembre - Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Para mayor información: http://www.basilicadelujan.org.ar/entrada.htm
Consagración de la Ciudad de Buenos Aires a la Smma. Virgen María de Luján
Realizada por el Card. Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires
Querida Madre Nuestra, Virgen de Luján. A tu Inmaculado Corazón Maternal consagro esta ciudad de Buenos Aires. Te consagro a cada uno de sus hijos. Tú nos conoces bien y sabemos que nos quieres mucho. Hoy, después de haber adorado a Tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano mayor y nuestro Dios, te pido que nos mires a todos y a cada uno de nosotros. Te pido por cada familia de esta ciudad. Te pido por nuestros niños y nuestros ancianos; por nuestros enfermos; por los que están solos; por lo que están en la cárcel; por los que tienen hambre y no tienen trabajo. Por los que han perdido la esperanza; por los que no tienen fe. Te pido también por los que nos gobiernan y los que nos enseñan. Madre nuestra te pido que nos cuides a todos con ternura y nos contagies tu fortaleza. Somos hijos tuyos. Nos ponemos bajo tu amparo. No nos dejes solos en este momento de tanto dolor y dificultades. Confiamos en tu Corazón de Madre y te consagramos todo lo que somos y tenemos. Y sobre todo, Madre, muéstranos a Jesús, y enséñanos a hacer lo que El nos diga. Amén.
Buenos Aires, 1º de junio de 2002.
Card. Jorge Mario Bergoglio, s.j.
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