SECUENCIA DE PENTECOSTES.
- Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
- Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
- Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
- Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
- Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
- A-a-mén. A-a-a-a-mén. A-a-mén.
SEGUIREMOS, DON BOSCO
1. Campesino naciste, tu madre fue pobre,
de aprendiz escuchaste los gritos callados,
el silencio de niños sin pan, sin cultura,
realidades que exigen optimismo y trabajo.
SEGUIREMOS, DON BOSCO,
TU LUZ, TUS CAMINOS. (bis)
2. Preferiste a los jóvenes, aún brilla en tus ojos
la esperanza escondida y latente en el pueblo;
cada día sembraste en sus manos abiertas
la ilusión por la vida: anuncio del Reino.
3. Tu presencia entre ellos fue causa de escándalo;
te tomaron por loco los ricos y sabios.
Entregaste tu amor, lo demás no importaba,
de este modo educaste hombres libres y hermanos.
4. Los amaste sin tregua, tu vida fue suya,
y ahora esperas allá junto al Padre,
junto a todos aquellos que han hecho posible
que en la tierra renazca la vida, abundante.
|
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
|

No hay comentarios:
Publicar un comentario