viernes, 15 de agosto de 2008

UN NUEVO SITIO DISPONED. Y UN PUEBLO QUE CAMINA.

UN NUEVO SITIO DISPONED.

- Un nuevo sitio disponed para un amigo más,
un poquitín que os estrechéis y se podrá sentar.
Para eso sirve la amistad si llega la ocasión (2ª para estar en reunión).
Hablémosle con libertad y con el corazón,
El con su amor nos pagará
y alegrará-a-a-a la reunión. (bis)

- La puerta siempre abierta,
la luz siempre encendida. (bis)
El fuego siempre a punto
la mano extendida,
el fuego siempre a punto
la mano extendida,
la puerta siempre abierta,
la luz siempre encendida.
Y cuando llegue el huésped
no preguntéis quién es (bis)
No, no, no, no, no, no, no.
(no, no, no)
y corre tú hacia él,
con tu mano extendida,
y corre tú hacia él,
con tu amplio sonreír
gritando viva, y viva.
Y viva, y viva
que viva la amistad,
verdad.
Y viva, y viva, que viva, viva, viva.

- Un nuevo sitio disponed para un amigo más
un poquitín que os estrechéis (bis)
y se podrá acomodar.
Para eso sirve la amistad para estar en reunión.
Hablémosle con libertad y con el corazón,
él con su amor nos pagará y nos dará calor.
Un nuevo sitio disponed
para él, para él, para él, para él
¡Para él!
UN PUEBLO QUE CAMINA.

SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA,
Y JUNTOS CAMINANDO PODREMOS ALCANZAR
OTRA CIUDAD QUE NO SE ACABA,
SIN PENAS NI TRISTEZAS, CIUDAD DE ETERNIDAD.

1. Somos un pueblo que camina
que marcha por el mundo
buscando otra ciudad.
Somos errantes peregrinos
en busca de un destino,
destino de unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando
podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

2. Sufren los hombres, mis hermanos,
buscando entre las piedras
la parte de su pan.
Sufren los hombres oprimidos,
los hombres que no tienen
ni paz ni libertad.
Sufren los hombres, mis hermanos,
mas Tú vienes con ellos
y en Ti alcanzarán
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

3. Danos valor para la lucha,
valor en las tristezas,
valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu palabra
que guíe nuestros pasos
por este caminar.
Marcha, Señor, junto a nosotros,
pues sólo en tu presencia
podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

4. Dura se hace nuestra marcha,
andando entre las sombras
de tanta oscuridad.
Todos los cuerpos desgastados
ya sienten el cansancio
de tanto caminar.
Pero tenemos la esperanza
de que nuestra fatiga
al fin alcanzará
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad

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