jueves, 7 de agosto de 2008

VIRGEN DE LOS TREINTA Y TRES

URUGUAY
VIRGEN DE LOS TREINTA Y TRES

Fiesta: Segundo domingo de noviembre
En el antiguo pueblo de Pintado, hoy Villa Vieja, a unos veinte kilómetros al oeste de la ciudad de Florida, en la república del Uruguay, se erigió a fines del siglo XVIII una capilla que recibió el nombre de Capilla del Pintado. En ella se rendía culto a una Virgencita, que según los informes más probables, había sido enviada por los jesuitas desde Paraguay a mediados del mismo siglo. Cuando a principios del siguiente siglo, el vecindario del Pintado logró la construcción de una parroquia, los principales pobladores, se consagraron a su Patrona la Inmaculada, bajo la advocación de Nuestra Señora de Luján. Su primer párroco, el presbítero Santiago Figueredo, en vista de la pobreza y aridez de aquellos terrenos resolvió trasladar la parroquia a otro lugar más cómodo y propicio para el culto de la Virgen. Acudió al Cabildo de Montevideo y una vez obtenido el permiso, los vecinos del Pintado se trasladaron a la que hoy es la ciudad de Florida. En este lugar se construyó otra capilla y se colocó a la Virgen de Luján. Al pie de esa imagen el 25 de mayo de 1825 se inició la lucha por la independencia de Uruguay.
"La noble tierra de los uruguayos, hermosa por el verdor de sus praderas y por sus cuchillas suavemente onduladas, se ufana de ser antigua sede de piedad mariana, la que, así como sugiere a los cristianos sentimientos religiosos, de la misma manera lleva con facilidad a todos los ciudadanos al recuerdo de la libertad conquistada y a los comienzos de la Patria naciente." Con estas palabras comienza el Papa Juan XXIII la bula con la que declara patrona principal de Uruguay a la Virgen de los Treinta y Tres. Un poco más adelante, después de hablar del origen de esta devoción continua diciendo: "Finalmente en nuestros días -lo que nos causa gran alegría- todo el pueblo de la República venera con amor ardiente a la misma Virgen, la cual, si de veras ocupa el centro del templo, con razón mayor se debe afirmar que vive en los ánimos y en las mentes de todos."
Esta pequeña imagen de la Virgen, tan querida por todos los uruguayos, mide tan solo treinta y seis centímetros de alto. Está tallada en madera de cedro y procede, según la tradición, de las misiones de los padres Jesuitas. La sagrada imagen fue colocada en la iglesia de Florida Blanca e inmediatamente sus habitantes le rindieron un culto filial.
El nombre de la Virgen podría parecer un poco extraño a quien no conoce su historia. El origen de esta advocación de la Virgen de los Treinta y Tres está ligado a la gesta libertadora de los Uruguayos. La devoción no tuvo en su origen ningún acontecimiento extraordinario, ninguna señal que va más allá del orden natural de las cosas. A comienzos del siglo XIX los pueblos latinoamericanos estaban luchando por su independencia. Y en Uruguay ocurría lo mismo. Era el año de 1825. La lucha por la libertad estaba encabezada por un valeroso grupo de patriotas; todos ellos, al igual que su pueblo, católicos y devotos fervorosos de la Virgen María. Como es natural, al iniciar la arriesgada campaña para alcanzar la libertad de la Patria, quisieron poner el éxito de su empresa en manos de María. Así que los caudillos acudieron a la parroquia, participaron en la santa misa y, al terminar, inclinaron su bandera tricolor delante de la imagen de la Sma. Virgen pidiéndole su bendición. El número de los caudillos era precisamente treinta y tres, y desde entonces el pueblo uruguayo ha designado con el nombre de "Virgen de los Treinta y Tres" a la pequeña imagen de la Iglesia parroquial de Florida
El Papa Juan Pablo II acudió como peregrino a este santuario mariano y en su ángelus del 28 de junio de 1992 compartió su experiencia de ese lugar: "Recuerdo con emoción mi visita a Nuestra Señora de los Treinta y Tres, el 8 de mayo de 1988, durante el viaje apostólico a aquella querida Nación: contemplando la santa imagen rece por América Latina, pues -como había subrayado aquel mismo día, al recitar el Regina Coeli- "la Virgen María, Reina de los Apóstoles, la que con su fe y ejemplo de vida, precede a los heraldos del Evangelio, nos hace sentir la hermandad de todos los pueblos que en esas tierras benditas han acogido la palabra y el bautismo de Cristo..."

Devociones y celebraciones
Como en todos los países, sobre todo en América, el santuario fue centro de reunión, tanto en las fiestas como en las desgracias del pueblo.
Según testimonios muy antiguos, siempre que había pestes y secas se hacían procesiones de rogativas con la Virgen de los Treinta y Tres. Luego de obtenida la gracia, se rezaba la misa de acción de gracias y se daba la bendición con el Santísimo. Ocasiones especiales de rogativas fueron las desgracias colectivas, como el cólera en 1866, o epidemias como el tifus y la viruela. La primera peregrinación nacional se realiza el 15 de agosto de 1908, organizada por la Congregación Mariana Mayor de Montevideo.
En 1945 el Obispo Diocesano Mons. Miguel Paternain tuvo la feliz y original idea de hacer un recorrido llevando la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres por toda la diócesis, casi medio Uruguay. El recorrido que duró del 6 al 28 de octubre de 1945 dio lugar a pequeñas misiones populares en las grandes ciudades por donde pasó: Minas, Treinta y Tres, Melo, Tacuarembó, Paso de los Toros, Durazno, Sarandí y Florida. En los pequeños pueblos y a lo largo del camino -en largos trechos no existía aún la carretera- se congregaba la gente con inusitado entusiasmo. En todas partes fue hermosa ocasión para unir la devoción a la tradición patria, con homenajes típicos de caballadas, desfiles de carretas y carros.
Desde entonces la peregrinación ha constituido una celebración clásica en toda la diócesis, y se realiza el segundo domingo de noviembre. El esquema tradicional de Misa solemne por la mañana y procesión por la tarde por las calles de la ciudad, ha ido evolucionando. Ahora se realiza una gran Concelebración al aire libre, en el parque donde se leyera el acta de la Declaratoria de la Independencia Nacional en 1825. Las largas caminatas han sido sustituidas por celebraciones más reposadas, en base a la lectura y meditación de la Palabra. Desde hace algunos años se realiza, fundamentalmente para jóvenes, una caminata de 13 kms de recorrido llevando la Imagen de la Virgen, rezando, cantando y reflexionan do sobre la temática del año.

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