ALEGRATE SION, ENTRISTECIDA
1. Alégrate, Sión, la entristecida
que ya se fue la pena, ya no existe;
la vieja historia atrás queda vencida
y se hace carne la promesa firme.
Mendigo del camino, ciego y solo
confidente de sombras cuando vives,
cierra la mano y abre la mirada,
tuyo es el sol que viene, mira y ríe.
Sordos y mudos, hombres sin palabras,
marginados por fuerza del convite,
escuchad el rumor del que se acerca
quede suelta la lengua: ¡bendecidle!
ALGO PASA EN LA TIERRA, QUE SE SIENTE,
EL HOMBRE SE ALBOROZA EN SUS RAICES.
¡VENDRA, YA LLEGA, INTREPIDO Y HERMOSO
EL SANTO DE PRODIGIOS INVENCIBLES! (bis)
2. Este es el señalado desde antiguo,
ocultaba su faz tras los que gimen,
y era su gozo germen de la risa
y su espera anhelo irresistible.
¡Bendito el que se acerca!, deseado,
cual ninguno lo fuera en nuestra estirpe,
los ciegos te contemplan, Rey Mesías
y Tú, Jesús, gozoso, nos recibe.
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